jueves, 31 de marzo de 2016

Blog 000

Acuartelado en un bus rugiente, en la carretera, en un lugar donde no tengo pico idea, tomo el lápiz y me pongo a escribir, la lluvia corre por la ventana, y no es otro cliché basura, voy camino a Puerto Montt, alguien en el pasillo habla, dice que en Puerto llueve torrencial, palabra poco frecuente para un Serenense como yo, incluso exótica, en Serena jamas llueve torrencial.

Me pongo en extremo reflexivo, debió ser el pito, estuvo bueno, me gusta el trueque, especialmente cuando alguien se encanta con alguna de mis fotos, en fin.

Analizo ese rito de paso, en que el "protoartista" (definiendo así al individuo que habiendo iniciado experimentando con diferentes tipos de arte, se decide a producir y crear de manera constante, y que busca solidificar su trabajo), comienza a buscar un algo transversal y profundo que de poder a tu obra, un hilo conductor que transforma al individuo en autor, y le da identidad, dejando atrás la etapa del collage de otras influencias, varios muertos, otros añejos, y unos pocos jóvenes y actuales, vanguardistas les dicen, que se arriesgan a hacerlo diferente.

Entonces me doy cuenta, el artista, como tal, es un ser humano libre, capaz de entregarse a percibir el mundo tal cual es, experimentándolo en su totalidad y sin miedo, sin prejuicios, para dar paso a descubrir su universo interno y externo en su terrible profundidad, olvidándose a ratos de la incomodidad, dejándose llevar por la entropia total, permitiéndose ser percibido, pues la meta del creador no esta en el lujo o en la fama, esta en experimentar y jugar con las posibilidades, es obsesivo, desquiciado y esta loco, y no necesita nada mas.

Y digo mierda!, estoy cagado, voy a terminar, loco, hippie, rayado, excéntrico, etc, pero feliz, quedan horas de viaje aun, quizá sea buen momento para experimentar, y ver una película a medias, sin audio, en un bus.